Historia mínima de Galicia by Justo Beramendi

autor:Justo Beramendi [Beramendi, Justo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2016-08-31T16:00:00+00:00

VI

Los progresos truncados

Cuando llegué aquí me topé con un problema de despensa y otro de esclavitud. El hambre había hecho presa en los campos, los caciques expoliaban a mis hermanos y el foro los encadenaba a la tierra que regaban con su sudor.

¡Hermanos, antes la muerte que no ver a Galicia redimida!

Así se expresaba el cura Basilio Álvarez, líder del agrarismo más combativo, en uno de sus incendiarios discursos, pronunciado en Ribadumia en 1912. Aunque no hay que tomarlo al pie de la letra, es muy ilustrativo de cómo desde principios de siglo el conformismo social fue dejando paso a la protesta. Los bloqueos decimonónicas empiezan a quebrarse dando lugar a una modernización incipiente que, sin embargo, no logra superar por completo el subdesarrollo del país antes de que la Guerra Civil provoque un prolongado retroceso que llevará veinte años superar. En esto, y en todo lo demás, la evolución de Galicia comparte muchos rasgos básicos con el conjunto de España pero también muestra peculiaridades que la diferencian. Veámoslo por partes.

INERCIAS Y AVANCES

En el primer tercio del siglo XX, agricultura, industria y servicios empiezan a superar el estancamiento del siglo XIX con diferentes ritmos y por diversas causas. Pero es un crecimiento lento e insuficiente para equilibrar población y recursos, por lo que la principal partida de exportación sigue siendo la mano de obra. La emigración, preferentemente a Cuba y Argentina pero también a otros lugares de la Península y de América, alcanza en 1900-1930 sus mayores cotas, aunque en los años treinta sufre un brusco frenazo primero por la crisis económica mundial y después por la Guerra Civil. La sangría es considerable: la emigración neta en esas tres primeras décadas del siglo se estima en torno a las 300.000 personas sobre un total que rozaba los dos millones en 1900 y se situaba en 2.230.000 en 1930. Vemos, pues, que el crecimiento demográfico sigue a pesar de una pérdida migratoria de entre 500.000 y 600.000 individuos en el medio siglo que va de 1880 a 1930. Esto se debe a que, mientras la natalidad se mantiene relativamente alta, desciende con rapidez la mortalidad, sobre todo la infantil, por las mismas causas que ya mencionamos para el último cuarto del siglo XIX y que ahora aumentan su efectividad, sobre todo los avances médicos. Aun así, ese crecimiento es inferior a la media española, con lo que el porcentaje de la población gallega en el total continúa el descenso iniciado en el siglo anterior: 11,40 % en 1860; 10,6 % en 1900; 9,46 % en 1930.

En el sector primario se produce un cambio realmente histórico: la desaparición gradual del foro, dominante en el campo gallego desde la Baja Edad Media. Ante la devaluación de las rentas forales como consecuencia de la gran crisis agraria de finales del siglo XIXy la presión del agrarismo que hacía cada vez más difícil cobrarlas, muchos rentistas fueron accediendo a negociar individualmente la redención del foro con sus foreros, lo que implicaba que estos pagasen una cantidad equivalente a la capitalización de la renta a un tipo de interés acordado.

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